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sábado, 28 de mayo de 2011

Introduccion de una de mis Escritos mas recientes ^_^

Creí escuchar un ruido, el cual me hizo despertar sobresaltada. Estúpida casa vieja, como te odio. Siempre, desde niña que te he odiado. Fuiste la primera cosa a la que odie con cada fibra de mi ser, a la primera que le dese la muerte, a la primera que de tan solo escucharla mencionar sentía una repulsión maligna. Repulsión maligna. Te detesto casa, odio tener que venir a visitarte cada año, ¡Lo odio! Tus habitaciones tan grandes y frías, me hace pensar en cadáveres en espacios abiertos.
                Se me vienen a la mente escenas de homicidios. Un difunto encontrado en medio de una ventisca con el pecho enrojecido y de expresión retorcida. Una pila de cadáveres en un congelador, apilados como basura. Un animal degollado bajo el hielo cuya sangre tiñe las aguas congeladas en las que flota. Un bosque lleno de árboles muertos, ramas rotas, sin rastro de vida alguno, donde hace tan solo pocos segundos atrás se vivió la muerte en su forma más sádica, dejando rastros de sangre por el suelo y en las plantas, con sombras riendo entre los rincones y un aura carmesí rodeándola.
                Que desagradable. Yo nunca pienso en cosas así, solamente cuando vengo a esta casa en que sucede. Normalmente, cuando estoy fuera de esta casa, sueño con paisajes hermosos, llenos de vida, un sol radiante y la sensación de calidez en todas partes a todo momento. Sueño con noches despejadas, donde se pueden ver cada uno de los astros, cuya luz ilumina los más tranquilos campos, las más hermosas playas, lugares donde hasta el sonido de los animales se sincroniza con el del correr de las aguas.
                Te detesto casa horrible, lúgubre, sombría, enorme, vieja y fría. 

[...]

By: Me :) 

sábado, 21 de mayo de 2011

La Daga de Miel - Primera Parte.

Esta historia está basada en hechos reales.
                Mientras estaba agonizando de fiebre sobre la cama, lo único que tenia para distraerme era ver la tele, la cual me saturaba tanto que cambiaba de canal cada dos segundos. En eso me encuentro con un especial sobre crímenes cometidos por mujeres donde estaban relatando esta historia entre muchas otras. Fue la que más me llamo porque, para mi desgracia solo llegue al programa cuando ya se estaba acabando, así que esta fue la única de las historias que llegue a ver, y eso que tampoco no la vi completa. Los personajes son los mismos (lo único en lo que variaron fueron los nombres) y sus situaciones también fueron las mismas (pero a decir verdad, eso también vario). Aunque la mayoría de los hechos fueron puro invento mío, la historia sigue siendo la misma, solo que con unos pequeños detalles alterados en el final.
                No estoy segura de si habrá sido por la fiebre, pero realmente sentía que me estaban dando todos los materiales para una buena historia; por favor, si esta historia no es de su agrado, cúlpenme a mí y no a los hechos reales de la misma.



                Estaba paseando con un grupo de amigos cuando la conocí. Tenía el cabello corto y de color negro, una carita redondita y adorable y ojos de color marrón. Con un brillo sin vida que se desprendía de esa penetrante mirada. Su ideología acerca de la vida me atrajo a ella, su buen humor me contuvo y su carácter poderoso fue lo que me convenció. Quería muchísimo a Ros (Así era como me gustaba llamarle) y ella sentía lo mismo por mí. Entre tantos mensajes de texto, salidas y demás, comprendimos que lo único que queríamos era estar juntas para siempre. Así comenzó mi primer relación lésbica.
                Con frecuencia iba a su casa, que me quedaba en la otra punta del universo. Pasábamos toda la tarde viendo televisión y comiendo porquerías, salíamos a deambular por la cuidad, nos juntábamos con amigos, nos divertíamos muchísimo. A veces, si se podía, me pasaba la noche con ella. Guardo cierto recuerdo en mi memoria que ciertamente es uno de mis favoritos por alguna razón en particular.
                Aquella noche nos habíamos juntado en mi departamento a ver uno de los nuevos estrenos de unas películas de terror, que ya había salido pirateada en el videoclub de la esquina de la plaza. Era invierno, y mi departamento parecía un congelador aun con las estufas prendidas. En esta ciudad, en especial en estas épocas del año, las noches son devastadoras si no tienes una estufa, una buena colcha, o alguien que te abrase.  Yo en ese momento tenía las tres cosas: La colcha que saque de mi cama, la estufa que compre el año pasado y el calor corporal que emanaba Ros. Fue una buena película, bastante fuerte diría yo. Pero eh ahí la esencia de las películas de terror y suspenso. Tu ser recibe una recarga de adrenalina que puede llegar a ser excitante y emocionante, y más adelante puedes recordarlo y reírte de ti mismo.
                Estábamos acostadas en mi cama, tapadas hasta el cuello, intentando conciliar sueño. Para mí era muy sencillo, solo bastaba con cerrar los ojos y concentrarse en irse. Pero para Ros era algo totalmente diferente. Por lo que había notado, ella siempre fue de esas personas que no pueden dormirse tan fácilmente. Se parecía a esos niños pequeños que los tienes que estar metiendo una y otra y otra vez en su cuna hasta que por fin se cansen y finalmente descansen. Si es que uno no se cansa antes que ellos.
 Siempre se mueve de un lado para el otro llevándose todas las sabanas. Siempre te comienza a hablar justo cuando estabas a punto de entrar al mundo de los sueños o a veces puede pasarse horas yendo y viniendo del baño. Pero esa noche en particular ella no se estaba moviendo. No se había levantado ni una vez ni tampoco busco sacarme conversación en medio de la noche. Estaba muy tranquila pero no estaba durmiendo. Busque su cara blanca en la oscuridad, hasta que resignada encendí la luz de la mesita. Solo se veía la mitad de su carita, el resto estaba tapada por las sabanas dejando ver sus ojos sin ninguna pisca de vida, sin nada que expresar, justo como a mí me gustaba.  No es por nada, no es que suene como si fuera una mala persona aun que diga lo contrario. Pero la realidad es esa; adoro esos ojos muertos, ese marrón tan desabrido y a la vez tan penetrante. Todas sus expresiones eran perfectamente capaces de identificar con facilidad todo tipo de sentimientos, solo sus ojos eran la excepción, y esa sensación de misterio, de no saber lo que pasara después, de la misma forma en que uno siente cuando ve una película de terror, eso y más sentía la estar a su lado. Después de eso nos levantamos y nos fuimos a la cocina a tomar un par de cafés. Nos la pasamos hablando toda la madrugada hasta que finalmente a las siente nos fuimos a la cama una vez más. Abrazadas una con la otra nos dormimos al mismo tiempo, y ya que compartimos la misma cama y el mismo aire en ese momento, también llegamos a compartir el mismo sueño.
                Quizás hubo noches mucho más especiales que aquella, pero esa es mi favorita por alguna razón. Aun no estoy muy segura de cual seria, pero las cosas son así.  
                Pasaba el tiempo. Las dos hacíamos las mismas cosas. Compartíamos todo: Secretos, amistades, gustos, comidas, experiencias y primeras veceses, como se lo llama en las películas. A las dos nos gustaban los mismos grupos musicales y odiábamos a los mismos, nos reíamos de los mismos chistes y aborrecíamos a los que no nos gustaban. Nos encantaba la oscuridad. Leíamos novelas góticas. Íbamos cada semana a la biblioteca a buscar algún nuevo ejemplar que nos llamara la atención. En esto una tarde Ros encontró un gran libro con una apariencia más antigua que el que lo debió de haber escrito. Tenía las hojas con bordes dorados y asemejaba cierta sensación a descuido y abandono. Hubiera tenido las facultades para ser una perfecta Biblia, si no fuera porque en su tapa tenia grabado con letras grandes estilo época medieval la frase de “Rituales Ocultos”. El titulo llamo a nuestra atención, leímos solo una página entre las dos y ese mismo día lo sacamos prestado.
                Teníamos un límite de tres semanas para devolverlo, y nuestra meta era terminar de leerlo por completo, cosa que iba a ser complicada. No es por nada, me eh tragado libros como este en algunos días, siempre y cuando sean buenos, pero este en particular no era cosa sencilla. Tenía un tipo de letra que recordaba a las épocas medievales, y cada cuanto cambiaba de idioma repentinamente. Del español pasaba al inglés británico, del inglés al alemán, francés, y finalmente volvía al español. Yo estaba haciendo un curos de idiomas en ese momento, así que el inglés y el francés no eran mucho problema, pero ya en casos mayores teníamos que consultar con internet. Nos juntábamos un día en mi casa, otro día en la suya y en varias ocasiones nos quedábamos toda la noche intentando tragarnos el manuscrito. Cada vez aprendíamos nuevas cosas, como por ejemplo la vida cotidiana de las personas en aquella época, los diferentes estilos de vida. Las leyendas que eran ley para los aldeanos, los lugares específicos en donde se realizaban los antiguos rituales de hechizaría. Los procedimientos y conjuros, los símbolos, jemas, talismanes, todo tipo de técnicas que se utilizaban para obtener riquezas, prosperidad, amor, poder, venganza, la vida eterna, etcétera.
                Había un personaje que aparecía con frecuencia, alguien a quien llamaban Caster, un mago, o maga, no estábamos seguras por completo de su sexualidad, que había realizado varios de los rituales que aparecían en el libro. Principalmente lo/a nombraban como un ejemplo de hechiceros que antes eran humanos. Según decía allí, la leyenda de Caster había sido una de las que más personas habían llegado a creer debido principalmente a las evidencias. No pude terminar de saber más sobre él o ella porque ya se nos había acabado el tiempo límite,  era hora de devolver el libro. Nos supero esta vez.
                 Pero las cosas no iban a quedar así para Ros, claro que no. Ella se había propuesto a terminarlo y eso iba a hacer, así que encargo una copia por internet. Se le fue el sueldo de meses pagando por esa cosa, ni siquiera me dejo ayudarla con el precio. No podía creer lo costoso que le había salido. Y luego se preguntan por qué la gente ya no se interesa tanto por leer. Ese mes, Ros almorzó todos los días conmigo, llevaba ese librazo a todos lados, ya sea para seguir leyendo o para consultar algunas cosas, realmente lo quería. Lo amaba. Tenía una obsesión por cada una de sus páginas. No dejaba que nadie lo tocara, solo yo. Pero cuando termine de leerlo ya nunca más me permitió que le pusiera una mano encima. No me molesta, respeto su decisión, pero desde que lo empezó a llevar consigo ya nada volvió a ser lo mismo.           
                Ya casi no salíamos juntas, almorzaba conmigo y luego no la volvía a ver más. Ya casi no nos hablábamos por teléfono, yo solo le mandaba un mensaje cada noche justo antes de acostarme diciéndole “Buenas Noches”, era una costumbre que teníamos cuando no dormíamos juntas, pero en ese tiempo ella prácticamente no me devolvió ninguno de los mensajes.
                Siempre eh evitado ser cargosa con ella, no quería invadir de más su privacidad, solo entraba hasta donde ella quisiera que entrara. Para esta altura ya no había ningún tipo de barrera que cruzar, porque ya lo sabía todo, pero eso también cambio. Cuando compartíamos ese momento del almuerzo, que se había convertido en nuestro único momento para compartir, ella me hablaba sin parar de temas que sin dudas estaban relacionados con el libro. No podía evitar prestar suma atención a todas sus palabras ya que sabía que no la volvería a ver hasta el almuerzo del día siguiente, aunque el tema ya no me importase en lo mas mínimo yo quería seguir escuchando su voz.
Cierto día del aquel mes le había preguntado acerca de lo que hacía a la hora de cenar. Fue ahí cuando olvido por completo los temas de los rituales ocultos y me comento sobre dos personas, muy interesantes, que acaba de conocer hace unos días atrás, creo yo cuando empezó todo este cambio. Dijo que a fin de mes me las presentaría y además me mostraría una sorpresa. Ella no me lo dijo, pero supuse que esas dos personas tan interesantes según su descripción eran mujeres.
Ros siempre le disgustaba verme con algún amigo varón, o simplemente con otro ser del sexo opuesto a mi lado, ya que siempre tuvo miedo de que mi heterosexualidad latente volviera a renacer. Podía tener tantos amigos como quisiera, pero si eran mujeres mucho mejor. “Prefiero que me engañes con una mujer que con un hombre”, me había dicho en varias ocasiones. Como si yo fuera capaz de hacer algo semejante, no importaba cuantas veces se lo dijera, pareciera que aun no caí en cuantas de que me tenía completamente entregada a ella.
                Finalmente llego el fin de mes y conocí a Roxana y Ximena. Tenían la misma edad y casi los mismos gustos que nosotras. Ros las había conocido de camino a su casa cuando se había tomado el colectivo, las chicas se habían sentado justo a su lado y cuando accidentalmente identificaron el tema que estaba escuchando a alto volumen en sus auriculares lograron romper el hielo. Ximena era de estatura mediana, de cabello rojo recogido en un peinado lleno de torsadas a las cuales las usaba muy a menudo, siempre usando diferentes tipos de pantalones acampanados de tonos oscuros. Era algo introvertida pero muy amable con las personas a quienes les caía bien. Roxana era bien alta, estaba algo gorda y tenía unos ojos cafés muy lindos y cabello largo. Era muy divertida pero reservada de su vida privada. No eran pareja, solo eran buenas amigas y en estos días se habían vuelto amigas también de Ros. Pasamos varios días las cuatro juntas, nos conocimos mejor y nos la pasábamos leyendo y escuchando música. 

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